Este 27 de enero una nueva manifestación se suscitó en las puertas del Ministerio de Cultura, donde, una vez más, un grupo de artistas se reunieron alegando su intención de diálogo.

La artista Tania Bruguera en una directa en Facebook, refirió que los creadores buscaban realizar su homenaje pacífico al 168 aniversario del natalicio de José Martí, con una lectura de versos del Apóstol en locaciones donde se encontrasen sus bustos.

Posterior a ello, los voceros designados acudirían al encuentro que, finalmente se efectuaría con el viceministro de Cultura, Fernando Rojas, luego de dos meses. 

Sin embargo, dicha intención de diálogo derivó, según los manifestantes, en una respuesta violenta y donde se censuró la libertad de expresión de los allí presentes. Todo el hecho fue visibilizado a través de las redes sociales para conocimiento del pueblo cubano.

¿Dónde está la verdad?

Hasta aquí, todo parece ir sobre ruedas, pero informaciones divulgadas en las redes sociales convierten este acontecimiento “pacífico” en una simulación.

Según un documento filtrado, a raíz de los sucesos del 27 de noviembre del 2020 en el Ministerio de Cultura donde un grupo de artistas se reunieron para pedir diálogo, se crea en Fort Lauderdale, Florida, la organización Cuba por la Democracia, con el fin de organizar este tipo de acciones.

Ahora, ¿existe alguna conexión entre el 27N y el 27E? La respuesta es afirmativa pues, en el escrito elaborado por la organización Cuba por la Democracia, todo indica que se efectuaría una manifestación con el propósito de provocar un estallido social sin demandas claras.

Si pensamos en las características de lo ocurrido ayer nos percatamos que responde a las pautas de lo acordado en el documento de dicha organización pues, los manifestantes tenían una organización estructurada y hecha a conciencia, lo cual se demuestra en la divulgación articulada en las redes sociales, punto clave en el texto de Cuba por la Democracia. Desde horas tempranas de la mañana medios autodenominados “independientes” comenzaron a transmitir en vivo lo que acontecía en las afueras del MINCULT.

Esta tesis podría corroborarse a partir de un video en el cual se escucha a uno de los participantes que indica «no se puede transmitir todo el tiempo en vivo, para poder cuadrar cosas que no se estén viendo en vivo».

Asimismo, en el documento se expone que la situación epidemiológica se presta como un contexto favorable para la manifestación, pues el uso de nasobucos posibilita el anonimato, aludiendo al hecho violento cometido en la tienda MLC de Línea y 12 donde no se identificaron a los perpetradores.

No queda claro ni el propósito ni a que responden los organizadores y protagonistas de estos sucesos, pero si resulta obvio su carácter conspirativo, poco legítimo e ilícito.

Entonces, si buscaban realmente un diálogo, ¿por qué no entraron a las instalaciones del MINCULT cuando Fernando Rojas los invitó a pasar?

¿Por qué mantener ocultos algunas de sus acciones?

¿Si las protestas y demandas de quienes piden el diálogo son artistas cubanos, por qué las indicaciones vienen dadas desde La Florida?

No se trata aquí de una cacería de brujas, de acusados y acusadores, se trata de esclarecer los hechos más allá de las manipulaciones y tergiversaciones, de ser consecuentes con la verdad.

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