Estados Unidos, a fuerza de batazos, sepultó las esperanzas de Cuba, luego de concretar su pase a la final con éxito de 14 carreras por 2 en el estadio LoanDepot Park, de la ciudad de Miami. Los norteños buscarán retener la corona en el mayor evento beisbolero.
Por Gabriel Manuel Peña Ramírez
Con el lanzamiento de la primera bola, las expectativas en la Isla dejaron la faz de la tierra y alcanzaron límites inimaginables. Acto seguido, los compases iniciales del duelo alteraron las pulsaciones cuando los antillanos, sin sacar la bola del cuadro, congestionaron las almohadillas. Con la escena lista Alfredo Despaigne depuró con total exactitud los envíos de Adam Wainwright, a la postre el vencedor, para impulsar por intermedio de una base por bolas.
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Sin embargo las intenciones fueron solo el susto de reacción para los de casa, quienes retomaron el control del desafío con cuadrangular de Paul Goldschmidt (2×1). En la lomita, Roenis Elías; lanzador derrotado, cargaba con los martirios de un lance equivocado.Si en el cine ronda el cliché de que “segundas partes nunca fueron buenas”, a los anfitriones les valió para ampliar el marcador, gracias al vuelacercas de Trea Turner. Dos episodios, dos swings, tres carreras; balance nada despreciable frente a un cuerpo de serpentineros con virtudes, contrastadas en los números durante el torneo.Para el cierre del tercer capítulo, Pete Alonso y Tim Anderson se conjugaron para completar la “manito”. Con la suerte como eterna acompañante, hasta ese momento, Nolar Arenado en un intento de frenar el movimiento se encontró con la pelota para conectar triple impulsor. La séptima “rayita” apareció después de un wild pitch. Por su parte, a Nolan la dicha lo abandonó tras recibir un bolazo y encender las alarmas respecto a la temporada de la Major League Baseball (MLB).La mitad del duelo dispuso el premio al sacrificio para Andy Ibáñez, quien dejó a lado dolencias recientes para saltar al ruedo, al pegar imparable remolcador a la pradera central (7×2). El biangular de Yoan Moncada y sencillo de Erisbel Arruebarrena armonizaron los instantes previos. Por enésima ocasión la selección nacional quedó a deber en entradas que presumían mayor peligro para los rivales.
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Los de las barras y las estrellas continuaron con el vendaval ofensivo hasta distanciar la ventaja a territorio insalvable para los caribeños. El gran protagonista de las últimas noches, Trea Turner, tuvo tiempo para agenciarse otro cuadrangular, en tanto, Cedric Mullins propinó el golpe que apagó las luces al final del túnel. Un adiós con un mal sabor de boca para una novena histórica, capaz de rescatar la efervescencia del pasatiempo nacional.
