Hace poco más de una semana, la palabra de moda en Cuba es “bancarización”, un término que, si bien ha sido presentado por las autoridades como el próximo paso lógico a adoptar en temas económicos, tiene muchos detractores, entre los que se incluyen, desde actores económicos no estatales hasta la población en general.

Por Elianis Cutiño López

Y es que no es para menos, términos tan rimbombantes como ordenamiento, coyuntura y alguno que otro más, todavía causan pesadillas a más de uno, sin embargo, ¿es la bancarización el próximo “señor del saco” para los cubanos?

Para arrojar un poco de luz sobre el tema, Qva en Directo dialogó con laMSc. Naivi Montané Marsal, Directora del Centro Nacional de Superación Bancaria, y esto fue lo que nos explicó:

Diversas opiniones afirman que la sociedad cubana no está preparada para proceder a una bancarización rápida y eficaz, incluso, existen quienes han calificado de “suicida” esta decisión. ¿Por qué someterse a implementar la Resolución 111, del 2023, del Banco Central de Cuba, en el contexto económico actual de la isla?

“Todo parte de la identificación, por parte del Banco Central de Cuba, de un fenómeno de circulación monetaria inusual dentro de la economía. ¿Qué significa esto? Pues que el dinero se está quedando fuera del banco, en propiedad de determinadas personas, lo que hace que el flujo y la circulación monetaria no cumplan el ciclo natural y lleguen a toda la población”.

“Desde el 2021 hasta la fecha se ha implementado el análisis, y por supuesto, que esta anomalía tiene un impacto: la bóveda central no tiene cómo reaprovisionarse y recibir ese dinero que estaba en circulación”.

“Los bancos centrales tienen la bóveda central, donde almacenan, cuentan, y reparten el efectivo a todo el país, en el caso de Cuba es así, y si esta no se reaprovisiona adecuadamente, ello impacta directamente en la disponibilidad del efectivo, tanto en cajeros como en cajas”.

“¿Las causas? Múltiples y concatenadas: el marcado déficit de ofertas de bienes y servicios para la población, provoca que las personas no puedan comprar y hagan que el efectivo retorne directamente”.

“A la par de ello, ya en el 2022, surgen nuevos actores económicos que carecen de un mercado cambiario institucionalizado, por lo que acaparan grandes volúmenes de dinero para acceder a las divisas”.

“Suma a eso también el tema de que producir efectivo tiene un alto precio ¿Por qué es costoso? Hay que comprar el papel y una tinta especial, lleva medidas de seguridad específicas, etc. Y aunque el país siempre garantizaba comprar el papel moneda, llegó la pandemia, y hubo que destinar dinero a problemas más apremiantes en el ámbito de la salud”.

Ante toda esta explicación llega la duda: ¿Cómo resolver el déficit?

“Si lo miramos desde el punto de vista macroeconómico, una emisión constante de efectivos aumenta ese déficit fiscal, por ahí no van los tiros, el camino está en la creación de un grupo de bienes y servicios que la población pueda adquirir, que permita una normal circulación monetaria”.

Entonces, ¿por qué apostar por la bancarización? ¿Qué es exactamente?

“La bancarización no es un proceso que cayó del cielo, ni de último minuto; desde el año 1995, el sistema bancario comenzó todo un proceso de transformación digital, que incluyó la automatización de los bancos, de sus sistemas contables y de operaciones; además de trabajar en desarrollar y fortalecer sus infraestructuras para todo el movimiento de las transacciones, todo ello con certificaciones internacionales”.

“Nosotros podemos decir que es una infraestructura segura, una infraestructura que tiene medios de seguridad que funcionan en un 99 % de confiabilidad. Por lo tanto, eso pone al sistema financiero en condiciones de proponer la bancarización”.

Esto no es más que plantearse el objetivo de uso cada vez menor del efectivo, y más de los medios electrónicos y digitales, para el pago de bienes y servicios.

¿Por qué es necesaria?

“Además de responder directamente a la disminución del uso del efectivo, tiene que ver con avanzar en los niveles de inclusión financiera, que en Cuba aún son bajos, y la tendencia es el uso de la tarjetas y cuentas, solamente para extraer dinero de los cajeros, cuando tienen muchísimas más potencialidades en beneficio del mismo titular”.

“A pesar de que en todas las provincias y municipios existen sucursales bancarias, cajas de ahorros u otra representación de los bancos en los territorios, aún los niveles de inclusión no son significativos, y esto también se comienza a resolver creando oportunidades, dándole al ciudadano la posibilidad de escoger cómo quiere pagar.”

INSERTAR INFO VISUAL DE LAS DIFERENTES FORMAS DE PAGO QUE EXISTEN

“Es por ello que el llamado no es solo a las instituciones estatales, sino a todos los actores económicos, a que se animen a brindarles esa opción a los ciudadanos”.

Luego de conversar con la experta, quedan interrogantes importantes por responder:

¿Significa esto que desaparecerá el efectivo?

Por supuesto que no. El efectivo es uno de los medios de pago autorizados por el Banco central, es el más tradicional, pero ello no excluye que se abra el camino a la implementación de nuevas maneras de hacer.

Además, el propio avance en la implementación de tecnología, y penetración del Internet en la sociedad, indican que es lógico darle un uso cada vez más práctico y efectivo.

¿Por qué dar prioridad a canales de pago electrónicos?

“Al hacer un uso correcto de ellos, se demuestra rápidamente su eficiencia, son más rápidos, cómodos y seguros, y totalmente ajustables a las necesidades de todos los actores económicos y personas naturales”.

Pero, si en teoría está todo tan bien pensado y planteado, ¿por qué tiene tantos detractores?

La bancarización no es obligación, es una necesidad de desarrollo, pero “medida” que llegue está sometida a un fuerte escrutinio, rechazo, malas interpretaciones y por supuesto, malas implementaciones.

La bancarización no es la solución mágica a los problemas de efectivo, financieros y económicos, no lo puede ser si no viene acompañada de la infraestructura (tanto tecnológica, como de personal) para enfrentar los procesos nuevos, y eso es lo que más preocupa. No hay que esperar cinco meses para evaluar cómo va marchando la cosa, basta con echarle un ojo a las redes sociales (un ojo crítico, claro).

Colas interminables, que ya de por sí eran angustiosas, antes del impulso a la digitalización; malos entendidos; implementaciones contrarias a lo que se expresa en programas informativos; negocios cerrados al efectivo o a las transferencias…escoja usted el problema, que seguro ya alguien se habrá quejado.

Es por eso que tanto o más importante que una comunicación efectiva, abierta y transparente, es la implementación con responsabilidad y paciencia de lo que desde arriba se dice.

¿Están preparadas las plataformas electrónicas para asumir un incremento de usuarios y transacciones? ¿Quién determina las regulaciones de cantidades de efectivo a extraer en cada sucursal bancaria? ¿A dónde llamar o escribir para buscar un poco de luz o reportar problemas? ¿Qué pasa con quienes no tienen cajeros en sus municipios, o los que no cuentan con móviles inteligentes para dar el salto al mundo digital? ¿Es la bancarización un augurio de muerte para los nuevos actores económicos?

A todas las preguntas, responderemos en la segunda parte de este trabajo.

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