Recuerdo común para los cubanos de mi generación, los nacidos alrededor de 1990, es cómo la bicicleta de nuestros padres se convirtió en el taxi de la familia. Cómo en un rústico asiento de madera recorríamos las calles de las ciudades.

Felices en nuestra ignorancia, sabiéndonos seguros en una de esas bicicletas que llegaban a casa como premio a los logros científicos, transcurrió nuestra infancia. A veces con acrobacias entre los tubos del cuadro de una Forever 28 aprendimos a andar sobre ruedas. Otros heredaron las bicis que durante generaciones estuvieron en la familia y que hoy montan nuestros hijos.
Los años noventa fueron ese momento donde un millón de bicicletas chinas salvaron al cubano y crearon a la fuerza una cultura ciclística, pues no había otra opción. La Habana se adaptó para su paso, pero no evolucionó una vez que su necesidad decayó. Hoy muchos en la ciudad añoran las casi extintas ciclovías, los parqueos o la existencia de un mercado asequible para piezas y accesorios.

La Bici en la Cuba de hoy
Numeroso son los proyectos y activistas surgidos en los últimos cinco años que, teniendo como epicentro la capital, han extendido el uso de la bici creando toda una comunidad. De curiosa manera, emprendimientos que quedaban en tierra de nadie en términos legales, gracias a Airbnb, hicieron que Cuba fuese pionera en lo que a bici tours se refiere. Negocios como Rutabike, Veloencuba y Cubyke, tomaron la delantera en el desarrollo de esta actividad y trascendieron las fronteras de La Habana con sus excursiones y rutas.

Hoy son comunes grupos de ciclistas que practican diversas modalidades. Tomando el ejemplo de ciudades europeas y en pos de promover la cultura ciclística, comenzó a organizarse la Masa Crítica, evento que reúne mensualmente a los amantes de este estilo de vida.

Los retos y dificultades de practicar el ciclismo son muchos en la Cuba de hoy. Desde la no existencia de una regulación vial que proteja a los ciclistas, la falta de ciclovías, de un mercado estable, o algo tan simple como parqueos; evidencian la ignorancia de las autoridades gubernamentales sobre esta actividad beneficiosa en todo sentido.

El último año, gracias a los retos que impuso el COVID 19, la bicicleta tomó nuevamente visibilidad. Todo un mercado underground cubre las necesidades de esta comunidad a través del grupo de Telegram @MercadoBicicletasCuba y otros que han aparecido en Facebook.

Proyectos de desarrollo local como Bike Moments han tomado terreno ante las nuevas regulaciones, yendo más allá de tours, alquiler de ciclos o servicios de mecánica. Su propósito radica en crear una conciencia ciclística desde tempranas edades y mostrar las potencialidades de esta forma de movilidad en la Cuba del futuro.
