Durante 13 años y 14 temporadas en el reality show The Apprentice (“El Aprendiz”) de NBC, la imagen de un Donald Trump triunfador, sin pelos en la lengua y quien con el control total de la situación se difundió en prime time y niveló el camino para que el empresario millonario ocupase un lugar que ni él mismo, en ese entonces, imaginaba: la presidencia de Estados Unidos.
Sus gritos, frases polémicas, sus enfrentamientos cara a cara, incluso sus humillaciones y su rostro enrojecido por el enojo, desfilaban por la televisión, pero ahora como parte de una campaña para obtener el trabajo de su vida.
Según refiere el crítico de televisión del New York Times, James Poniewozik, en su libro Audience of One, Trump pasó de un día para otro, de ser estrella de un programa de telerrealidad, a candidato a la presidencia y contra todo pronóstico, ganar.
Era una especie de confluencia de una gran cantidad de cosas a las que yo les había dado seguimiento por años, que implica el aumento del poder de la televisión y los medios de comunicación en la política, la intersección de la política y la cultura pop y la forma como ésta a menudo modela las expectativas del lenguaje político de las personas y la elección de Donald Trump simplemente puso eso en relieve.
asegura Poniewozik
«¿Por qué este tipo, una estrella de la televisión, fue capaz de aprovechar este momento y salir de la nada para ganar una elección? –añade el crítico-Quería escribir la historia no sólo de esa elección, sino de cómo los medios de comunicación de Estados Unidos han cambiado a lo largo de varias décadas a tal punto que un hombre que domina el lenguaje de la televisión, podría utilizarla como una herramienta para multiplicar las fuerzas, convertirse en una figura política y ser elegido».
¿El antihéroe de Norteamérica?
Con las elecciones del 2016 en Estados Unidos, Trump se convirtió en una suerte de antihéroe, beneficio para él si tenemos en cuenta que tanto en la vida real como en las historias televisivas son personajes atractivos.
Sobre este punto, Poniewozik tiene sus puntualizaciones y enfatiza como no es un modelo que acaba de empezar con Donald Trump.
En la política hay una noción de que en un mundo peligroso los chicos buenos terminan en último lugar y necesitan a alguien que es duro, crudo, tal vez alguien que no sea sujeto de admiración, pero que tiene los medios para hacer el trabajo, eso es algo con lo que los políticos han jugado por muchos años.
Tanto en la televisión como en la vida real las figuras de antihéroe, personajes como Walter White de Breaking Bad, apelan a las personas y se venden como aquellos quienes se dan el permiso de hacer declaraciones que otros políticos no. Venden una imagen de sí mismos como rudos e intolerantes, lo cual también puede ser una herramienta poderosa para cierto tipo de político demagógico.
Como afirma Poniewozik, Trump piensa que las estrategias utilizadas en la elección original le van a volver a funcionar, como su capacidad para crear indignación contra los medios de comunicación, hacer una especie de carrera contra ellos e incitar a sus seguidores.
El mandatario norteamericano se enfrascó en batallas con The New York Times, la senadora Elizabeth Warren, CNN, el presidente de la Cámara Baja Paul Ryan, el primer ministro británico David Cameron y hasta el alcalde de Londres, Sadiq Khan.
Durante la campaña presidencial del 2016, factores claves como el hecho de ser un fenómeno mediático, lo beneficiaron en su elección hacia la presidencia, sin embargo, hoy la historia no resulta la misma.
Como bien analiza Poniewozik,
en muchos aspectos su mandato se convirtió en un programa de televisión en el sentido de que se basa constantemente en llamar la atención de los medios de comunicación, superándose a sí mismo y proporcionando algún tipo de nueva controversia para meterse en las noticias. Lo que pasa con programas de televisión controversiales de larga duración es que pueden funcionar durante mucho tiempo, pero a menudo sus audiencias se cansan y quieren algo nuevo
Es entonces que problemáticas sociales como el #BlackLivesMatters y el inadecuado tratamiento del tema de la Covid-19, están siendo el talón de Aquiles de un líder muy polémico, quien cuenta, además, con la oposición de la mayoría de medios progresistas y celebridades. No obstante, no podemos negar que el Presidente, nos ha ofrecido noticias, titulares y polémicas hasta el hartazgo. Donald Trump lleva siendo el dueño del show desde mucho antes de su mandato.