En África crecen los episodios de tráfico humano y secuestro infanto-juvenil. Historias desgarradoras hacen eco en las entrañas de un continente signado por la explotación y la esclavitud desde tiempos inmemoriales.
Diversos testimonios reflejan el dolor y las injusticias que a diario se cometen en esta zona del planeta. Etiopía es uno de esos territorios donde se percibe con más fuerza el secuestro infantil.
Aynalem Zacharias, una mujer etíope de 22 años del pueblo de Zwai, resulta una de las afectadas por la desaparición de sus dos niños gemelos, robados por un policía de ese territorio y entregados irregularmente a un orfanato del pueblo contiguo. Un anciano cuenta como después de que le quitaran a los gemelos, la mujer se volvió loca. «Andaba sola por la calle todo el día llorando y le preguntaba a todo el mundo si había visto a los niños. Hace días que se fue y no la he vuelto a ver».
La historia del anciano coincide con la versión de Kemal Nagu, un funcionario de la Oficina de Asuntos Sociales de Zwai encargado del caso. Kemal confirma los hechos auxiliándose de los archivos almacenados en su oficina. «No sabemos dónde están los niños-expresa con enfado por la actuación policial-algunos testigos han dicho que lo llevaron a un orfanato cerca de aquí, pero allí dicen que nunca los han tenido. Sospechamos que han acabado en el circuito de las adopciones».
Adopción en Etiopía: un negocio redondo
Según el Ministerio de la Mujer, esta nación africana se ha convertido en los últimos años en uno de los destinos más solicitados por las familias occidentales que quieren adoptar, con unos 2.000 casos al año.
«En España, Etiopía ocupa la tercera posición en la lista de países con mayor número de niños adoptados por detrás de China y Rusia. La previsión es que ocupe la segunda plaza en los próximos años», refiere el Ministerio de Asuntos Sociales.
Aún si la actual legislación etíope establece parámetros muy altos para los procesos de adopción, lo cierto es que la continua demanda de las familias permite a algunos etíopes escurrirse por los fallos del sistema. Los representantes de algunas de las 60 agencias extranjeras, establecidas en Etiopía para facilitar las adopciones, cobran por cada expediente tramitado.

«La mayoría de los trabajadores de las agencias son empleados locales. En un país que ocupa el puesto 169 de una lista de 177 países según su índice de desarrollo (Informe sobre Desarrollo Humano, 2007, de Naciones Unidas) esas comisiones pueden provocar irregularidades. De ahí que algunos gobiernos, como el de la Comunidad de Madrid, hayan prohibido ese sistema de pago. En su lugar, el empleado recibe un salario», indica el diario español El País.
Kemal Nagu, el funcionario de Zwai comenta acerca del dinero pagado a algunas familias pobres por llevarse a los niños y de otros abandonados por madres solteras y reclutados para el trabajo en el campo desde muy pequeños. «Existe demasiada presión sobre los orfanatos y sobre las familias pobres para que den a los niños en adopción. Nosotros decidimos qué hacer con un niño en esa situación. Cualquier acuerdo o transacción con pequeños de por medio se castiga con la cárcel».
En contraste con lo anterior, las “supuestas anomalías” en las adopciones son abordadas por Kassaye Haile, encargado de uno de los orfanatos más grandes del país, en la ciudad de Nazareth. A Kassaye no le sorprende que existan fallos en un sistema estricto y en vigilancia. «El tráfico de niños existe. Puede ocurrir que alguien intente saltarse los pasos, que dé dinero a alguna mujer que mendiga con sus hijos, que intente hacer negocio».
Para él si hay dinero de por medio es porque existe oferta y demanda, lo cual no significa el incumplimiento de ninguna norma. El precio que pagan las familias por la tramitación de los expedientes está en torno a los 6.000 euros. «El problema está en las pequeñas aldeas, donde las pequeñas oficinas como la del funcionario Kemal en Zwai no tienen capacidad para controlar lo que ocurre con todos los niños que andan por la calle» expone Kassaye.
Las familias españolas señalan que su experiencia en la adopción en Etiopía ha sido positiva. «Me sorprendería mucho que hubiera problemas-concluye una madre adoptiva-pero si hay irregularidades en ese primer momento, antes de que los niños entren en el proceso de adopción, espero que se tomen medidas. El máximo control es necesario para que los padres no tengamos ninguna duda de que todo se ha hecho con rigor».
¿Adopción o negocio? Al final esta historia tiene muchas tramas. Lo cierto es que en África muchos infantes son separados de sus familias con fines de lucro, no obstante, existen instituciones y fundaciones que a diario luchan por encontrar un hogar y un entorno feliz para estos niños.
Sin embargo, estas acciones se tornan insuficientes cuando se perpetúan problemáticas tan complejas, por ello es necesario, que cada vez más las personas se sensibilicen con la causa y contribuyan, de algún modo, a salvaguardar la estabilidad y seguridad de los infantes.