Por Mónica Delgado y Aylin Herrera
Lunes, 10 de agosto del 2020. Alamar, La Habana. Le avisan que cierre el consultorio. Mañana vas para el Bahía, le dijeron. El Dr. Guillermo González no objeta nada, está dispuesto a irse. Es su segunda vez en un centro de aislamiento, cara a cara contra la Covid 19.
Un mes antes. Bauta, Artemisa. Algunos piensan que fue justo ahí donde cambió todo, que por ello el Dr. Guillermo se alista de nuevo. Ciertamente, días después la capital volvió a la etapa de transmisión autóctona limitada y ese municipio a fase 1. Sin embargo, la fiesta religiosa, causante del supuesto desastre, fue solo la gota que derramó la presa, la materialización de las indisciplinas ya acumuladas.
Después del retroceso, los casos en la capital empezaron a ascender hasta alcanzar el 93, la cifra más alta de confirmados desde el 11 de marzo. “Para que se tenga una idea más concreta, de acuerdo con el titular de salud, en los primeros ocho días del mes de agosto se confirmaron 255 casos, que representa el 90% de los casos confirmados en el mes de julio”, certificaron los periodistas Lisandra Fariñas y Edilberto Carmona en el artículo Cuba en Datos: cinco meses de pandemia y el retroceso “anunciado”, publicado en Cubadebate el pasado 11 de agosto.
Actualmente, se mantienen activos ocho eventos de transmisión local en La Habana: tres en Habana del Este (unidad de la Policía de Tarará, Guanabo y Villa Mégano), dos en La Lisa (Arroyo Arenas y Balcón Arimao), uno en Marianao (Santa Felicia), uno en Plaza de la Revolución (Puentes Grandes) y uno de Playa (constructora 1ra y 70). A pesar de cumplirse hoy 15 jornadas sin ningún fallecido, los casos no parecen tener tendencia a disminuir.
El mismo perro con diferente collar
La confianza y la pérdida de la percepción de riesgo han estado presentes desde el comienzo de la pandemia y esto fue in crescendo cuando la fase 1 llegó a la capital.
“Con la apertura de tantos lugares, coincidiendo con el tiempo vacacional y como consecuencia del período de cuarentena anterior, la gente asumió la fase 1 como si fuera banderín abierto, acompañado del relajamiento de las medidas de control por parte de los agentes del orden, que debían velar por el cumplimiento de todas las medidas indicadas para esa fase”, sentenció Sulay Delgado, residente de La Lisa.

Por su parte, Bismark Claro, habitante de la Habana Vieja, precisa que la situación no le sorprende, pero es desalentadora. “Cuando veía las guaguas regresando de las playas del Este, las fotos de mis amigos, las fiestas desesperadas y las personas en la calle sin el nasobuco para hablar, atestiguaba el presagio de lo que vivimos hoy. La Habana no debió entrar en fase 1 tan rápido. El gobierno quería que disfrutáramos, en cierta medida, del verano. Depositó confianza en la población habanera y este es el resultado.
Aunque los criterios de estos ciudadanos no son aislados de los de gran parte del pueblo, otra arista de la situación es, quizás, la más afectada y afectiva. Cuba ha demostrado que tiene SÚPERHUMANOS, en estos tiempos de pandemia, no solo por el contacto directo, sino también por sacrificar la relación con la familia. Los médicos y todo el personal de la salud, además de poner en riesgo la vida propia, han necesitado alejarse de sus casas, de sus padres, sus hijos…, para salvar la de otros, en su mayoría desconocidos. Entonces, ¿es justo tirar por la borda tanto esfuerzo? Por supuesto que no.
Respecto a ello María del Carmen Abascal, residente de Santiago de las Vegas expresó, “da vergüenza ver a ciertas personas desconsideradas en nuestra población ante la labor realizada por los galenos, personal de salud y científicos, desde los inicios mismos de la pandemia. Por ello, se hace preciso un escarmiento a estos ciudadanos y, tal vez, las multas ya no son suficientes”.
¿Avances biotecnológicos = vacuna cubana?
Desde los albores de la pandemia, Cuba se ha valido de sus mejores recursos para desarrollar protocolos de enfrentamiento a la COVID-19; muchos de ellos constituyen aportes únicos en el escenario mundial. El capital humano y los avances científico-técnicos se han utilizado en función del contexto, con la rapidez, la calidad y la eficiencia necesarias. Los logros en materia biotecnológica -potenciados desde el siglo pasado- han sido fundamentales para enfrentar la situación ante la ausencia de una vacuna.
El Dr. Guillermo González, médico especialista 1er grado de MGI, considera que el protocolo implementado es muy efectivo.
“Se ha demostrado que el tratamiento profiláctico estimula la inmunidad del organismo, evitando en caso de infección que aparezcan complicaciones. La terapia medicamentosa en enfermos está más dirigida a evitar el aumento del conteo viral en el organismo, al mismo tiempo se aplican tratamientos generales y de apoyo para mantener a los enfermos estables y con el mejor pronóstico posible”.
Dr. Guillermo González

Mientras, Juan Raúl Delgado, habitante de Boyeros, alega estar muy orgulloso y satisfecho con los resultados del protocolo sanitario y de los medicamentos cubanos, ante la ausencia de una vacuna. “Los números hablan por sí solos. Hay una buena cantidad de días sin fallecidos. Cada vez son menos, a pesar del aumento de confirmados a raíz del rebrote de contagiados, los casos graves y los casos críticos, a diferencia de lo sucedido en el resto del mundo, inclusive con países que tienen su protocolo de salud y con hospitales con toda la tecnología”, dijo.
Sin embargo, “la vacuna es necesaria para supera la pandemia. El alto grado de contagio que ha experimentado y la imposibilidad demostrada de su control, incluso en países con recursos económicos, junto al efecto económico que imponen las medidas para su control y la falta de la solidaridad necesaria demandada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), indican que solo con una vacuna efectiva se podrá salir de este problema”, afirmó Domingo Galán, residente de Nuevo Vedado.

La agencia Prensa Latina destacó el pasado 12 de agosto que la vacuna cubana estaría desarrollándose a partir de experiencias anteriores con otros inyectables, pero en este caso específico se trata de una estrategia propia y nueva para lograr un compuesto capaz de generar respuesta inmune específica y además protectora, para evitar la replicación de este virus y sea de larga duración.
Empero, la noticia sobre la vacuna pudiera provocar cierto relajamiento. Por eso, es necesario valorar la manera en que se difundirá. Debemos estar bien seguros antes de informarlo a la población y aclararles además cómo se procederá en su aplicación, dilucidó Bismark Claro.
María del Carmen, Sulay, Guillermo, Rául, Domingo, Bismark, todos, junto a María de los Milagros (habitante de 63 años de 10 de octubre), están dispuestos a tender su brazo para inmunizarse. “Confiar, nada más, afirman algunos. Aseguran que, en caso de no ser cubana, difícilmente se aplique en la Isla si no lo certifica el Ministerio de Salud Pública y este ministerio no permitiría que esa vacuna se aplicara si no está respaldada o certificada por la OMS. Por tanto, la probabilidad de que una vacuna no cubana, no certificada por la OMS y no traída al país y aplicada bajo las normas de MINSAP, es casi cero.
No obstante, Claro no descarta la posibilidad de desconocer algunas reacciones adversas o enfrentar otras complicaciones si la vacuna no es debidamente sometida a los ensayos clínicos necesarios y oportunos antes de su aplicación.
Pero, si surgiera una vacuna cubana, los entrevistados afirman su disposición y confianza absoluta. Señalando siempre que esta debe traer indicaciones sobre la parte de la población a la cual es aplicable, porque en los ensayos clínicos se tienen en cuenta distintos sectores de la población de grupo muestra, grupo experimental y grupo control, con el cual se puede valorar el por ciento de efectividad de la vacuna y los posibles casos que hayan dado riesgo por distintos tipos de enfermedades. “Le temo más a la muerte por Covid-19”, dijeron.
Próximo destino: ¡Matanzas!

Colón, Matanzas. Agosto de 2020. Las enormes multitudes se divisan frente a cada uno de los tres Servicentros Cupet emplazados a la salida del pueblo en la Carretera Central, rumbo hacia Perico. Podrían llamarse colas, tal vez sea una nueva versión donde unos se apeñuscan encima de otros, cero distanciamiento social porque el aceite, el detergente y el pollo hay que comprarlos sí o sí.
Antes, en el parque de las afueras de la iglesia convertido en piquera de transportistas privados hacia Cárdenas y Varadero, muchos, mientras intentan conseguir su pasaje, esperan sentados, piel con piel, bajo los álamos que suelen aliviar un poco el calor en el mes más ardiente del año.
Quizás esta ligera confianza en suelo colombino se deba a que como anunciaba la edición digital del periódico Girón el pasado 5 de agosto, la Ciudad de los puentes no contó durante 52 días con ningún caso positivo de Covid-19. Desde esa jornada en lo adelante la provincia solo ha registrado siete pacientes diagnosticados con la enfermedad, cuya mayoría ha tenido en el extranjero su fuente de infección.

Sin embargo, la aparición de estos casos se ha dado en medio del complejo escenario para Artemisa y La Habana, motivo por el cual Matanzas, que aún permanece en la tercera fase de recuperación frente a la pandemia, ha debido retomar medidas de prevención propias de las fases 1 y 2, como dio a conocer la Dirección Provincial de Salud en el territorio.
A ello puede sumársele el número de contactos vinculados a estos casos importados, algunos alarmantes porque cabría la posibilidad de elevar el riesgo de positividad entre ellos e incluso de generar brotes de transmisiones autóctonas hasta ahora nulos en tierras yumurinas.
En estas circunstancias y con el estricto control que se ejerce en los límites territoriales desde el retorno de la capital a la fase de transmisión autóctona limitada, la Atenas de Cuba ha recibido a más de 62 000 turistas nacionales en el balneario de Varadero según se informó en una nota del sitio web Cubadebate- y el flujo de pasajeros al interior de sus municipios mantiene su constancia.
Descuidar semejante panorama podría echar por tierra el esfuerzo de las autoridades de salud en una provincia que aunque entró tardía como la capital cubana a la primera fase, pudo incorporarse a las etapas siguientes sin tropiezos. También se pondría en riesgo el proceso de inoculación de una posible vacuna foránea o extranjera.
Mientras llega la vacuna
Sputnik V es, hasta el momento la primera registrada para el enfrentamiento a la pandemia con altas probabilidades de cura. Cuba es una de las naciones escogidas para su producción, según una nota de la agencia Prensa Latina.
En la espera por la ansiada cura, diversas son las opiniones de pobladores matanceros quienes lanzan sus hipótesis ante la llegada del fármaco ruso o de la creación aún desconocida de una propiamente cubana.
Lilian Gómez, residente en el municipio Matanzas piensa que solo se pondría una vacuna extranjera conociendo de antemano los resultados de la misma en otros lugares, sus efectos o reacciones que pueda tener en las personas; de otro modo no lo haría.
Por su parte, Víctor Tejera, de Colón, explica sus criterios desde dos posiciones distintas: Si la vacuna es de tipo preventiva no me arriesgaría a ponérmela, aún sabiendo que tiene efectos adversos; no sería conveniente arriesgarme a ellos sin tener la certeza de si en el futuro pueda contraer la Covid-19 o no que, como sabemos, puede prevenirse de otras maneras.
En caso de estar contagiado con la pandemia y de ya existir una vacuna para erradicarla, asumo los riesgos en dependencia de la magnitud de sus efectos. Prefiero hacerlo antes de morir por la enfermedad, añade.

Adriana Gómez Gómez afirma que una vacuna pasa por diferentes etapas de pruebas y modificaciones para ocasionar la menor cantidad de efectos secundarios posibles. En el caso de no haber tantos contagios en el país, resulta más factible el uso del nasobuco y el cumplimiento de las medidas pertinentes para evitar el contagio, en lugar de someternos a las reacciones adversas de una vacuna, asevera.
Para el colombino Justo García la respuesta es un sí rotundo ante la posibilidad de acceder a una vacuna contra la Covid-19; él no considera que pensar en los efectos adversos sea lo más importante cuando se trata de un medicamento para hacer el bien.
Asimismo, asegura que la magnitud de estas posibles reacciones sería mínima en comparación con las secuelas luego de padecer la pandemia. No importa si es rusa, cubana o de cualquier otro país porque antes de llegar a nuestras manos debe seguir determinados protocolos para hacer el menor daño posible, explica García.
Entre tantas posturas diversas llega a existir el consenso, sobre todo si nuestro país pudiese hallar también la cura inmediata o a largo plazo para una enfermedad tan peligrosa como la Covid-19.
El aspecto más importante para Cuba y otras naciones del mundo es que ayudaría a salvar vidas, prioriza Víctor Tejera. En el plano económico, le ahorraría al país la importación de este medicamento desde el exterior. Podría, además, comercializarse en otras partes del orbe si la solicitan, lo cual sería beneficioso para la economía nacional, declara.
Como un asunto de primer orden lo plantea Adriana Gómez: el mayor impacto que tendrá será social porque significaría solucionar la mayor preocupación del mundo entero en estos tiempos.
Mientras la vacuna llega, la disciplina es la única cura capaz de revertir la actual situación donde está inmerso el país nuevamente, pero a la cual hemos vuelto por nuestros propios pies. Relajarse y pensar que la solución ya existe sería un suicidio.
Sería actuar de un modo irracional, ilógico. Ese comportamiento no encaja con la mentalidad preventiva que se ha creado en el país y con la lección de una cuarentena anterior que ya debería estar aprendida, sentenció Justo García.