Por: Thalía Fuentes Puebla
Partiendo de dos ejes fundamentales, los encadenamientos productivos entre la empresa estatal y las micro, pequeñas y medianas empresas, y el aprovechamiento de las capacidades instaladas en la industria nacional, Jolyni—mipyme dedicada a la producción de pastas de sémola de trigo enriquecida con vitaminas y minerales—busca nuevas alianzas en la Feria Internacional de La Habana (FIHAV 2023).
Esta sociedad, con un año y cuatro meses de fundada, tiene un contrato con la industria nacional: importan la materia prima y los envases, y luego se producen las pastas a partir de la capacidad tecnológica instalada y la mano de obra que existía en esa fábrica.
“Son líneas con una gran capacidad y con la situación económica que atraviesa el país, la industria no tiene la posibilidad de mantener ese ciclo de producción”, explica el presidente de Jolyni, Jorge Pedraza Noriega.
Precisamente, esa maquinaria, que ya tenía muchos años de explotación, se detuvo después de la covid-19 hasta que el emprendedor apostó por rescatar la industria y, por consiguiente, la producción. El arranque dio problemas luego de que esa maquinaria estuviera parada por más de un año, pero han tratado de trabajar sobre los detalles que surgen en el día a día, a partir del apoyo de la industria nacional y de la inventiva que caracteriza a los cubanos.
Actualmente producen y comercializan bajo su marca pastas largas y cortas (codo, penne rigate, tubetti rigate, fusilli y spaguetti), en formatos de 400 o 450 gramos. También, se encargan de los sellos Vitanova y Pasiega (existe un contrato de uso de licencia con la industria nacional para que puedan manejar esa marca en el mercado cubano).
Los productos de Jolyni se comercializan en las tiendas de TRD, Cimex y Caracol, y también tributan al mercado en moneda nacional. Además, colaboran con otras mipymes, trabajadores por cuenta propia, Cooperativas No Agropecuarias y con algunas empresas estatales como Cupet y el Ministerio de Salud Pública.
Por otro lado, producen pastas con la marca Jolyni en México, y si han llegado hasta allá, es gracias al prestigio de sus productos que parte de las materias primas empleadas y la calidad final con que salen al mercado: “manejamos sémola de trigo clase A, con ácido fólico, zinc y vitaminas”.
Los retos son muchos, pero se centran en intentar mejorar la tecnología instalada. Precisamente, camino a Cuba está una envasadora de diez cabezas de última tecnología con material de envase, que le dará continuidad al proceso productivo. También, están en la fase de contratación de una línea de producción de pastas cortas de 150 toneladas mensuales.
Jolyni es una iniciativa familiar, agrega el empresario. “Tomamos la decisión de apoyar la producción de alimentos y demostrarle a la gente que sí, que podemos hacer cosas. Somos cubanos. Estamos en el mismo entorno. La fábrica y los trabajadores son cubanos. Por eso la meta es intentar mejorar la eficiencia de la industria nacional”.
La mayoría de los ingresos actuales de Jolyni se invierten en el desarrollo de las maquinarias. “No hacemos nada apostando por un equipamiento sobreexplotado, con deficiencias por el desgaste de los equipos. Hay que ver como una opción el montaje de nuevas líneas. Debemos defender la visión de mejorar, aumentar la capacidad productiva y llevar más productos a los cubanos”.
Pese a su corto tiempo, en la Feria Internacional de Turismo 2023 firmaron un acuerdo de intención con una empresa mexicana en busca del apoyo financiero y el posicionamiento de la marca en el mercado internacional.
Lo importante para Pedraza Noriega es que no vean a Jolyni como una competencia para la industria nacional, sino que quieren participar como socios estratégicos de la propia industria, como un brazo más.