Los culeros desechables en Cuba no dan abasto; eso no tiene discusión alguna.
No obstante, la manera de distribución complejiza aún más la situación, sobre todo si de progenitores trabajadores se trata.
Recientemente, la usuario de Facebook Rouslyn Navia Jordán, comentó su experiencia en un post, que debido a su magnitud, fue replicado por el diario digital Tribuna de La Habana.
A continuación le ofrecemos la vivencia de esta madre trabajadora y su petición a las autoridades provinciales.
“Estimado Gobierno Provincial de La Habana:
En la tienda La Isla de Cuba que pertenece a Habana Vieja hay culeros desechables 3ra etapa y no me dejan comprar porque soy de La Lisa. Pero en La Lisa NO HAY!!
¿Qué hago?¿Cómo puedo adquirir culeros para mi hijo?¿Se dan cuenta de que esto de la municipalización del comercio es DISCRIMINATORIO?
El cuento es más largo.
El post lo hice después de intentar razonar con los de LCC y explicarles que soy de otro municipio, que no ando con la libreta de abastecimiento encima porque solo sirve para comprar en mi municipio y no tenía ni idea de que iba a encontrar culeros hoy, fue casualidad.

Pero sí tenía la tarjeta de menor del niño porque siempre la llevo conmigo porque hasta la semana pasada era suficiente para comprar los culeros en cualquier tienda.
Ahora resulta que también necesitan la libreta de la bodega. Y bueno, de todos modos yo no soy del municipio así que no. No puedo comprar.
La solución que me sugirieron fue que le pidiera el favor a alguien de la cola, a ver.Entonces hice el post. Y tiré la foto desde la acera, dónde se veía el cartel de la tienda y al fondo la puerta.
Uno de LCC pasó justo cuando la tiré. En menos de 30 segundos salió una mujer de la tienda de las que anota en la libreta, asumo que LCC y me llamó a mi, y a un policía que estaba cerca para decirle que yo estaba tirando fotos 😳 le enseñé la foto en el celular, le dije que no había tomado fotos dentro de la tienda.
Resulta que según ella, y según el policía, tampoco puedo hacer fotos del exterior de la tienda. Les dije que me dijeran que ley lo prohibía. Ninguno supo decirme.
El de LCC que salía en la foto (de espaldas) me dijo que tenía que borrarla, porque salía él, y si la dejaba me iba a demandar. Bueno, amenazó con quitarme en teléfono si no la borraba.
La borré. Dejé el post. Eran ya 5 personas discutiendo conmigo. Les expliqué que en la tienda que “me toca” hace siglos que no venden culeros. Que es injusto. Que el Gobierno Provincial, al que emplazo, tiene que saber que está situación afecta a las madres trabajadoras, que no tenemos el día entero para hacer colas en la tienda del barrio donde se supone que debemos comprar; que compramos cerca del trabajo, o donde podamos, porque cuando llegamos a casa nuestra tienda está cerrada, o ya se acabó todo porque competimos en desventaja contra los que no trabajan y se pasan el día allí, haciendo colas “para lo que entre” porque si no lo necesitan igual se lo llevan y luego lo revenden.
Finalmente, después de 10 minutos de discusión, apareció un hombre que se identificó como representante del gobierno. Solo él resolvió el problema y me permitió comprar los dichosos culeros.
Pero si yo me hubiera quedado con la respuesta que me dieron las primeras 4 personas con las que intenté razonar, yo estaría camino a mi casa con las manos vacías.
Los culeros no deberían restringirse por municipios porque la distribución se hace por tiendas y todos los municipios no son bendecidos con igual densidad de establecimientos.
Basta mirar la página de TBKids y verán cuántas veces aparece una tienda de La Lisa entre las afortunadas.”