A casi una semana de celebrarse las elecciones generales el próximo 26 de marzo, zozobra el cuestionamiento de cuán identificados se sienten los electores con sus representantes a nivel gubernamental, si han resultado efectivos los intercambios con el pueblo, si propiciarán soluciones y tramitarán inquietudes para las problemáticas planteadas.

Por: Claudia Mara Cruz Escalona.

-¡Vecinos, a las ocho vienen los diputados! ¡Bajen!-, resuena la inesperada convocatoria.

El parque poco iluminado. Las personas se acercan, murmullan, comparten la última noticia del día. Los diputados llegan, saludan, alguien los presenta y habla de sus méritos. Algunos son muy conocidos; otros, no tanto. Dialogan sobre la Ley Electoral, la situación económica del país, el escenario internacional, escuchan preocupaciones y planteamientos de los electores.

No pocas veces he presenciado esta rutina en los recorridos e intercambios de los candidatos a diputados a la X Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular por comunidades, instituciones y sitios de interés económico y social que, como en todo el país, también se realizan en la provincia de Holguín.

Muy atinado el acercar el diálogo franco y honesto a las comunidades, a los trabajadores, a los lugares más recónditos. La cercanía y el contacto directo es vital en estos casos, pero hacer de las palabras hechos es lo que resta para que la gente de verdad confíe.

Más allá de la tan llevada y traída composición por raza, sexo, o estrato social, la renovación del Parlamento viene a ser una selección decisiva para la nación. Recordemos que este órgano y sus integrantes son los encargados de aprobar y hacer letra efectiva las leyes que rigen la vida del país, elegir al vicepresidente y presidente de la República, entre otras facultades. Por tanto, aunque parezca consigna, es vital votar por los más capaces.

Sin embargo, a menos de una semana de celebrarse este proceso eleccionario, es preocupante el cuestionamiento de cuán identificados se sienten los electores con sus representantes a nivel gubernamental, si han resultado efectivos los intercambios con el pueblo, si en realidad representarán sus intereses y propiciarán soluciones a las problemáticas planteadas durante sus visitas.

Opiniones particulares, sin ánimos de generalizar, ofrecen cierta luz al respecto: “En esta comunidad hay dificultades serias por resolver como el transporte o la situación constructiva del Centro Mixto, pero yo no vi que ninguno tomara notas de lo planteado. Muy atentos todos, comunicativos, pero me preocupa que luego olviden nuestros problemas”, comentó Anabel Romero, pobladora del Consejo Popular La Yuraguana, San Andrés, en el municipio Holguín.

De igual modo, Jorge Verdecia, residente en la localidad de Purnio opina: “Para mí es importante que vengan a mi barrio y me escuchen, que conozcan el sentir del pueblo, pero que también busquen soluciones, porque para eso los elegimos.

No esperamos obras de magia, sabemos que no tienen a la mano todos los recursos, albergamos nuestras esperanzas en ellos y necesitamos ver el interés en apoyarnos”.

“Aquí han llegado los candidatos y han recogido nuestras inquietudes en cuanto a las condiciones laborales. Los que sean elegidos tendrán un cronograma jurídico fuerte, por eso tenemos la misión de conformar un Parlamento capaz de conducir al pueblo en las condiciones adversas. Pueden contar con los trabajadores, que desde nuestra trinchera aportaremos y apoyaremos a la Asamblea”, expresó Noelio Osorio fuentes, trabajador de la Empresa Materias Primas.

Por otro lado, se debe tener en cuenta que puede existir una parte de la ciudadanía (intuyo no representativa) que no presente intención de voto, al no reconocer la necesidad de participar en estos comicios como un derecho cívico, además de otras razones de peso. Entre ellas, la influencia de fenómenos como la situación electroenergética y económica actual serían factores probables a incidir con una repercusión negativa en la asistencia a los colegios.

En la provincia de Holguín, la experiencia en procesos eleccionarios recientes como el referéndum para aprobar el Código de las Familias (73, 8 % de electores ejercieron el voto) o las elecciones municipales (68 % de los recogidos en las listas actualizadas de votantes) dictan por dónde pueden venir los tiros en esta ocasión.

En cuanto a la matriz de opinión popular, esta es diversa y no unánime. En redes sociales se evidencia lo que hablamos más que en ningún otro escenario. La convocatoria al #YoVotoNo crece a la par que se acerca la jornada eleccionaria. A ello se contrapone el notable respaldo de quienes no dudan de que su voto cuenta y puede hacer la diferencia. Etiquetas como #MejorEsPosible, #YoVotoPorTodos, #VotoUnido, así lo evidencian.

Quizás, el voto unido entraña el riesgo de la elección rápida para cumplir con la encomienda sin conocimiento a fondo del representante, pero personifica la posibilidad de la inclusión de los menos reconocidos en la vida pública del país, esos que pueden saber de buena tinta la realidad del cubano de a pie.

Ante todo esto, pienso en la urgencia de gestar un proceso más armónico y cercano en torno a la comunicación con los electores, con una estrategia de medios menos densa y oportuna, una transformación de dinámica y de gestión de gobierno que haga vislumbrar también un cambio a lo positivo a nivel social y económico. Que los cubanos vean posible que estos nuevos integrantes de la Asamblea Nacional del Poder Popular echarán también en resto por la nación.

No podemos descartar que no exista unanimidad, miles no participen u otros muestren desinterés total, y esto es normal en una sociedad democrática. Aun así, el pueblo cree, confía e irá a las urnas. Como es costumbre, los colegios abrirán al alba, los más longevos llegarán temprano, los pioneros custodiarán el voto en franco ejercicio de transparencia y los más conscientes y comprometidos ejercerán su derecho cívico. Un derecho de quienes se saben poseedores de la responsabilidad que asumen al contribuir a decidir el destino de Cuba.

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