Por Arlette Vasallo

El nombre de Seymour Hersh no ha dejado de aparecer en titulares de todo el mundo. Los principales canales de televisión y periódicos han intentado obtener una entrevista con el veterano periodista, y varias lo han conseguido, y otras lo han seguido invitando a sus programas sobre política internacional, convirtiéndose su nombre en tendencia en diversas redes sociales.

A sus 85 años, Hersh es una verdadera leyenda del periodismo estadounidense. En los años 60 fue corresponsal de las agencias United Press y Asociated Press, siendo enviado a cubrir la Guerra de Vietnam. Es en 1969 cuando su nombre captó la atención por primera vez, al describir los detalles de la masacre de My Lai, una matanza de campesinos vietnamitas cometida por soldados estadounidenses. Por esta serie de artículos recibió el premio Pulitzer.

En 1970 vuelve a los principales titulares cuando desde las páginas del diario The New York Times reveló detalles sobre operaciones secretas de la CIA. Desde ese momento, Hersh tomó fama por recibir información de fuentes que lo han contactado a lo largo de décadas.

Entre los temas trabajados de esta forma se incluyen los planes de Israel para obtener armamento nuclear en los años 90, e informaciones secretas sobre la Invasión de Estados Unidos a Afganistán en 2001, luego de los ataques a las Torres Gemelas.

En 2015, cuestionó la versión oficial sobre la operación que dio muerte a Osama Bin Laden, alegando que todo había sido un montaje y que realmente el líder talibán estaba cautivo en Paquistán desde hacía años. Más recientemente, ha abordado el uso de armas químicas en Siria, durante la guerra contra el Estado Islámico.

https://www.youtube.com/watch?v=pXvB4AS4RPc

Sus polémicas publicaciones han sido refutadas y criticadas por basarse en fuentes mantenidas en el anonimato. Sin embargo, Seymour Hersh es un periodista altamente reconocido por su rigor y ha sido galardonado en numerosas ocasiones por su integridad profesional.

La identidad de Hersh quedó asociada para siempre a la del Nord Stream, el gasoducto que antes había ocupado las primeras planas del planeta, y había pasado a ser el conducto de combustible fósil más mencionado en lo que va del siglo XXI.

Consistentes en dos conductos de gas que conducían el combustible desde Rusia a Europa, los Nord Stream ya habían saltado a la palestra pública cuando a principios de septiembre de 2022 se anunció el cierre del Nord Stream 1, que unía Rusia con Alemania atravesando el Mar Báltico, poco después de que el G7 acordara un tope al precio del gas ruso, una consecuencia de la Guerra de Ucrania que ha encarecido la vida de millones de europeos elevando los costos de la calefacción y la electricidad. El proyecto contaba con un segundo conducto, el Nord Stream 2, que nunca llegó a terminarse.

El debate europeo en torno a los gasoductos, que iba subiendo de tono en la medida en que las poblaciones y las industrias de los países afectados comenzaron a sentir el impacto de la crisis energética, tuvo una sorpresa cuando el 26 de septiembre se reportaron varias fugas en secciones de aguas internacionales, y algunas en aguas de jurisdicción sueca y danesa. Las inspecciones inmediatas detectaron que al menos 50 metros de la tubería habían sido destruidos. Se descartaron las posibilidades de un sismo, lo que se reforzó cuando aparecieron restos de explosivos en el área.

La organización medioambiental Greenpeace aseguró que las fugas de gas emitirán casi 30 millones de toneladas de dióxido de carbono, lo que equivale a dos tercios de las emisiones anuales de Dinamarca.

Hasta ese momento se desconocía el responsable de las explosiones, y tanto Moscú como Washington se acusaban mutuamente.

Es entonces cuando Seymour Hersh entra en escena, al publicar en su blog personal un artículo titulado “Cómo Estados Unidos eliminó el gaseoducto Nord Stream”. En un golpe periodístico a partir de una fuente que mantiene en el anonimato, Hersh expuso que las explosiones que destruyeron el conducto fueron producto de una operación realizada por buzos de la US Navy.

Según el periodista, los explosivos estaban plantados desde junio de 2022, bajo la cobertura de estarse realizando un ejercicio naval de la OTAN llamado BALTOPS 22, conectados a sistemas de detonación remota, a partir de un plan que fue concebido desde 2021. Las explosiones fueron concebidas con la participación del Servicio Secreto y Naval de Noruega. El país nórdico estaría interesado en la destrucción del conducto para favorecer sus propias ventas de gas a Europa occidental al afectar el suministro de gas ruso.

Los titulares se dispararon a partir de las aseveraciones de Hersh, y los voceros de la Casa Blanca de inmediato negaron el asunto, calificándolo de fantasioso. Hersh aseguró más tarde que el presidente Joe Biden había decidido volar el gasoducto por desconfiar de Alemania, temiendo que esta llegara a un acuerdo con Rusia para retomar el suministro, cuando se agravaran los efectos económicos del corte. “La Casa Blanca nunca lo va a admitir”, aseguró el periodista.

https://www.youtube.com/watch?v=unA9t_viGiw

Medio siglo después de escribir su primera línea sobre la masacre ocurrida en una desconocida aldea en la selva vietnamita, la pluma de Seymour Hersh se sumergió en las frías aguas del conflicto europeo, para hacer emerger revelaciones que a sus seis décadas de vida profesional lo siguen poniendo en los principales escenarios de la política y el periodismo mundial.

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