“No existe gobierno invulnerable; la prensa debe ser el examen y la censura; nunca el odio ni la ira que no dejan espacio a la libre emisión de las ideas. Nunca se acepta lo que viene en forma de imposición injuriosa; se acepta lo que viene en forma de razonado consejo”
José Martí (1875)
Dedos muy ágiles al escribir, oído tuberculoso, mirada atenta y observadora… conocimiento. Podríamos decir que esto son los elementos más básicos que caracterizan a un periodista; sin embargo, los tiempos actuales exigen algo más: actividad y determinación ante los nuevos sucesos de la realidad.
La juventud pudiera influir, sí, pero la formación profesional y personal, con la familia y las amistades como condicionantes, constituye el factor decisivo para las futuras posturas que deberá adoptar un periodista. Osca Figueredo, conoce bien de ello.
Mis comienzos…
El niño Oscar tuvo desde las pequeñas edades mucha influencia hacia la adquisición de conocimientos y cultura general. Comenta que sus abuelos siempre lo incitaban a leer los periódicos, escuchar la radio y mirar la televisión para estar informado, aunque algunas cosas no las entendiera totalmente. Todo indica que fue entonces el comienzo de su pasión por las letras, a través de las cuales, más tarde, tomaría la verdad.
Excelentes años de estudiante vinieron después. “A medida que crecía empecé a comprender el alcance que tiene esta profesión y cuando estaba en la Lenin me decidí por Periodismo, inspirado en colegas de este mundo. Y por supuesto para nada me arrepiento”, añade Oscar.
FCOM (Facultad de Comunicación) hizo entrada a su vida entonces. Mas, él también presenció y participó en momentos de cambio, pues la facultad se encontraba todavía en G y “por la explosión de matrícula que hubo en mis años no daba abasto la pequeña FCOM; habían personas en el CEDER, en la Universidad de La Habana, en la Facultad de Economía, en el Instituto Internacional de Periodismo (donde yo di clases en primer año), y en medio de todo se comenzó a fundar lo que es FCOM ahora”.
Hace entrada la Mesa Redonda
Sus prácticas docentes de segundo año en televisión y de tercer año en hipermedia, le permitieron familiarizarse con los medios que lo acompañarían a lo largo de su carrera. “Me quedé trabajando en la Mesa Redonda en la TV y luego me incorporé a Cubadebate. Así transcurrió prácticamente toda mi carrera y ya llevo nueve años en la Mesa y ocho años en Cubadebate”. Incluso su tesis de graduación fue un documental por el 15 aniversario de la Mesa Redonda. Actualmente es Coordinador Editorial de ambos.
Llegé a estos lugares a través de las prácticas profesionales, me ayudó a amar la televisión; nunca lo pensé, pero sucedió. Tras el transitar por las distintas ramas de la prensa en el estudio, encontré a la plataforma televisiva como la más idónea para narrar historias. Además, conté con las experiencias de Rosa Miriam, Randy, entre otros.
Oscar dice dedicarle más tiempo a Cubadebate que a su propia casa. Comenta que allí ocurrió su crecimiento como periodista. “He hecho los trabajos de investigación más grandes que he podido experimentar y me han dado la posibilidad de hacer importantes coberturas tanto nacional como internacionalmente y por supuesto, es un orgullo estar ahí y formar parte del colectivo de jóvenes de un medio de referencia para el mundo y para los cubanos”.

Él ha sido testigos de momentos importantes, retadores, sobre todo por las campañas mediáticas que se crean, los retos que imponen los cambios generacionales de los que es testigo y por supuesto el periodismo, más que resultar ajeno, se convierte en protagonista.
“Para los periodistas cubanos y sobre todo los jóvenes siempre es más complicado hacer ese periodismo apegado a la población, a la crítica de lo incorrecto, no tan complacientes como muchas veces se hace; la capacidad de contar historias y el periodismo analítico (no solo critico sino también observando el trasfondo de lo que se expone) es nuestra labor”, enfatiza.
Ante el apogeo del Internet en Cuba y el bombardeo informativo a través de esta plataforma, Oscar Figueredo aconseja al público escoger los medios de mayor seriedad a la hora de enfocar las noticias para informarse; mientras que para sus colegas de profesión alude sobre la necesidad de mantener la verdad con carácter ubicuo.
Todo el mundo tiene su manera de pensar, una cosmovisión a partir de sus propias experiencias vividas, sin embargo, uno puede ser capaz de dilucidar la información correcta a través de los conocimientos que logra adquirir y los que ya posee
Por otra parte, discordia en que tenga que leerse un solo medio, no solo Cubadebate o Granma, para saber lo que está pasando en Cuba, pero sí se debe ser que ser capaz de poner en su sano juicio “las fichas sobre la mesa” y de ahí sacar una conclusión, la más acertada posible.
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Toma sus espejuelos, la pluma y empieza a redactar. Sí, se afecta la vista y la letra pierde más la caligrafía; pero cumple con una tarea, la única que cobra realmente importancia: informar.
Hoy, 14 de marzo, Día de la Prensa Cubana, no solo recordamos al gigante de todos los periodistas, José Martí, o a Fidel, como de los más geniales periodistas empíricos, sino que también aludimos a esos jóvenes que enfrentar cada día el acertijo de hacer buen Periodismo.